La Sombra de la Noche



En un pequeño pueblo rural de Costa Rica, a mediados de los años cuarenta, donde las calles de tierra se perdían entre las sombras de los árboles secos y retorcidos, existía una leyenda que atemorizaba a todos los habitantes del sitio. Se decía que en las noches de luna llena, una sombra misteriosa se paseaba por las calles, susurros siniestros acompañaban su oscuro andar, y aquel que se cruzara en su camino nunca volvía a ser el mismo.


Era una noche fría y nublada, la luna apenas se asomaba entre las densas nubes que cubrían el cielo. En una humilde casa a las afueras de este pueblo, vivía nuestra joven protagonista a la que llamaremos Elena.


Elena, desde muy pequeña, había escuchado las historias sobre la sombra de la noche y siempre las había considerado solo cuentos de viejas supersticiosas. 


Pero aquella noche, algo en el aire le hizo sentir un escalofrío en la espalda. Una sensación de miedo que se apoderó de ella cuando escuchó un leve susurro y siniestro que le decía "ven conmigo" y parecía provenir del exterior de su casa de madera. Intrigada y a la vez temerosa, decidió asomarse por la ventana.


Lo que vio la dejó congelada del miedo: una sombra oscura y sin forma definida se deslizaba por la calle emitiendo un susurro que helaba la sangre. Elena sintió un miedo indescriptible, un frío intenso invadió su cuerpo mientras observaba cómo la sombra se acercaba cada vez más a su casa.


Sin pensarlo dos veces, cerró de golpe la ventana y se refugió en su habitación, rezando para que la sombra no la encontrara. El susurro se hizo más fuerte, resonando en sus oídos como una maldición. De repente, un golpe en la puerta la hizo gritar de terror.


La sombra estaba allí, frente a ella, con ojos vacíos que parecían absorber toda la luz de la habitación. Elena no podía moverse, paralizada por el miedo. La sombra se acercó lentamente, extendiendo una mano helada hacia ella. En un acto desesperado, Elena cerró los ojos y gritó con todas sus fuerzas. Cuando abrió los ojos de nuevo, la sombra había desaparecido, dejando solo un rastro de oscuridad a su paso.


Desde esa noche, Elena nunca más volvió a ser la misma. Cuenta que la sombra la había marcado para siempre, condenándola a vivir en la oscuridad de sus propios miedos. Y la leyenda de la sombra en medio de la oscura noche, en su pueblo, continuó atemorizando a todos aquellos que se aventuraban a escucharla.

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